Un tributo a la tradición de asar lechones en familia es la base de la Lechonera DMV. Establecido en un food truck en Woodbridge, Virginia, este espacio se ha convertido un oasis para los amantes de la gastronomía boricua. De la mano de Richard Torres y Mario Ernesto Corona Ruiz, Lechonera DMV rescata la tradición boricua del lechón asado.
A más de una década de conocerse en Johnson and Wales University, Torres y Corona comparten su pasión culinaria y ya se consideran familia. “Al principio, nos dio con asar un lechón y nos quedamos sin comer. Se vendió todo”, recuerda Corona sobre los inicios del negocio. Entre transformaciones y cambios, “la gente nunca dejó de buscarnos”. El dúo identificó una necesidad y decidió hacer de la lechonera su labor a tiempo completo.
“Cuando surge la idea, nosotros tratamos de darle un twist a la lechonera tradicional. Yo soy de Aguada y allí hay un millón de carritos que venden que si pollo, costillas, pinchos al carbón. Nosotros siempre usábamos en Puerto Rico como inspiración”, especificó Corona.
A casi cuatro años de su inicio y con las metas de expansión claras, Torres y Corona agradecen el gran impacto y apoyo que han recibido de su clientela. “Hemos tenido una gran aceptación y somos bien abiertos a la crítica. Estamos conscientes de que estamos haciendo algo bien cultural y queremos mantenerlo lo más legítimo posible”, explicó Torres.
Sorpresa para unos, nostalgia para otros
“En Puerto Rico ya casi no se ve la tradición, se ve más pernil al horno. Generaciones actuales no han visto lo que es un lechón asado en leña. Es un desafío para nosotros porque no es la percepción del lechón puertorriqueño en los ojos de la juventud, lo es para generaciones más adultas”, detalló Torres, quien recuerda haber visto a su bisabuelo asando lechones en su natal Juana Díaz.
Ese ángulo innovador para la juventud es un sabroso recuerdo para otras generaciones más adultas. “Desde el principio, la gente se impresiona al ver dos o tres lechones asándose. Puertorriqueños jóvenes se impresionan porque nunca lo han visto. A las personas mayores les produce nostalgia porque esa es la forma en que ellos veían a sus abuelos o a sus papás en sus barrios asando los lechones”, añadió Corona.
Aunque la comparación con otras lechoneras en Puerto Rico y con la comida de la casa siempre estará, ambos coinciden en que “no la podremos hacer como su mamá pero lo hacemos lo más tradicional posible en las condiciones que nosotros tenemos. No tenemos lechones puertorriqueños que saben bien diferentes. Los ingredientes los conseguimos con distribuidores acá que siempre hay alguno que otro que no sabe igual al de allá”.
Aunque reconocen que la mayoría de su clientela en la lechonera y actividades privadas es boricua, destacan que “todas las nacionalidades pasan por aquí. Estábamos abriéndonos a otro público también. El 60% es boricua, pero vienen coreanos, tailandeses, filipinos, estadounidenses, de todo”, detalló Torres.
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Con más del 80% de sus ventas basadas en el lechón, cabe destacar que la oferta culinaria de la Lechonera DMV también ofrece pollo, costillas en leña, longaniza y hasta vegetales asados. La oferta familiar es una de las opciones más vendidas ofreciendo cuatro servicios y hasta aperitivos y postres. De lo más recordado por su clientela, se destacan las salsas creadas por el equipo: un pique tradicional puertorriqueño, una salsa BBQ y una salsa de piña, también picante, llamada “La Piñeta”.
