Karla Figueroa se describe como una “escritora fuerte, creativa y honesta”. Como periodista, productora, autora de varios libros y gestora independiente, su meta siempre ha sido crear.
“Lávate las manos” es el nombre del nuevo proyecto de Figueroa, quien con cuentos y microcuentos presenta la inestabilidad que se vivió cuando las vidas de todos cambiaron a causa de la pandemia de Covid-19 el pasado año.

La también autora de “El Verano del 19: Fotos y Relatos” presenta en esta nueva propuesta literaria una experiencia multisensorial en la que la persona que lee, también participa de relatos durante el primer año de la pandemia desde la imagen y los sonidos.
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En una conversación virtual, Figueroa expuso las condiciones en que se encontraba cuando creó su más reciente publicación y los elementos que retratan su identidad durante la pandemia desde California, Puerto Rico y México.
¿En qué circunstancia te “atrapa” la pandemia y te expone al constante “lavado de manos”?
Cuando la pandemia comenzó, yo llevaba unos meses como productora oficial de El Circo de La Mega. Siempre había querido hacer radio con El Gangster y Funky Joe, y trabajar con ellos como productora era vivir un sueño. En enero ya yo tenía planificado regresar de Los Ángeles a Puerto Rico, y justo el día después de llegar me ofrecieron el trabajo. Así que, en resumidas cuentas, la pandemia llegó y le añadió retos a un “dream job” que acaba de comenzar.
El estar en el show durante el primer año de pandemia me expuso a una cantidad de información casi abrumadora, pues todos los días nos llamaban al cuadro y contaban lo mal que la estaban pasando, enfermeras llamaban llorando, doctores y profesionales se unían al programa para advertir lo que venía y lo que debíamos hacer… incluso, recuerdo que cuando todo esto comenzó, entrevistamos a un hombre desde el hospital, y unos días después tuvimos que decir que había fallecido.
El reto era manejar toda esta información sin dejar que se nos muriera el espíritu porque, al final del día, estábamos produciendo un show de comedia que no podía perder su esencia. La verdad, haber pasado parte del tiempo “pandémico” produciendo El Circo de La Mega me hizo una mejor profesional, pero también me expuso a muchos ángulos de lo que vivíamos, y de eso mismo nacieron muchos de los cuentos de “Lávate las manos”.
¿Cómo comparas el impacto o la trascendencia de la pandemia en California, México y Puerto Rico?
El impacto es global, a todos nos cambió la vida sin excepción. En todos los lugares que visitaba era lo mismo: gente sin trabajo, sin dinero, con miedo, cansados del encierro, adaptándose…
Las medidas más fuertes las sentí en Puerto Rico, pero eso es normal por nuestra condición de Isla.
En Los Ángeles estuve durante el verano, cuando viajé para las protestas por el asesinato de George Floyd. De esos días nunca olvidaré que mientras protestaban en el City Hall, te regalaban hand sanitizer.
A México llegué en diciembre. En ese momento habían varios lugares abiertos, pero cerca de la Navidad subieron a “semáforo rojo” y cerraron casi todo en la capital. Recuerdo el silencio de la Noche Buena… la ciudad se vació.
Pero en general, como te dije, la trascendencia es la misma en todos los lugares; puedo señalar que ahora que se está vacunando, en Estados Unidos y Puerto Rico el proceso ha sido más rápido que en México, pero pues cada país se tiene que adaptar a su realidad económica y a la cantidad de personas que lo componen. El impacto, especialmente económico, creo que aún ni lo hemos visto — creo que el impacto a gran escala aún estamos por verlo.
¿Cómo percibes y narras la pandemia desde tu identidad puertorriqueña (sin importar el lugar en el que estés)?
Mi identidad boricua se ve en el idioma de las narrativas. No importa en qué lugar esté, mis escritos siempre nacen desde el punto de vista de una boricua con jerga de Carolina, PR.
¿Cómo se representa tu puertorriqueñidad en este libro?
Lo mismo, en el lenguaje y en que muchos de los cuentos toman lugar en Puerto Rico (aunque aplican a cualquier lugar).
Explicas que la música fue fundamental en el desarrollo de este libro. ¿Por qué?
Yo no leo libros, leo canciones. Paso días en librerías, los exploro, me nutro… hago lo mismo en los museos buscando colores. Pero la música es un constante en mi vida. Cuando escucho canciones, busco la letra y la leo y releo. Esa estructura musical está presente en muchos de los cuentos; es por eso que muchos escritos riman.
Además, la mayorías de mis amigos son músicos, y el estar con ellos durante su proceso de creación me ha llevado a soltar el lápiz de una manera más creativa. Incluso, es por eso que dos de las personas que me ayudaron en el proceso de edición son músicos.
Asimismo, a lo largo del libro se mencionan diferentes canciones o artistas relevantes a la historia. Por lo que “Lávate las manos” tiene un QR code que te lleva a un playlist con las canciones que escuché mientras escribía, editaba y las que se mencionan en el proyecto.
Otra cosa es que “Lávate las manos” es más que un libro, es un proyecto completo que, como toda pieza de arte, busca comunicar. Y en la búsqueda de “comunicar” decidí tratarlo como como si fuera un álbum, pasquinando las calles y creando una experiencia completa. Mi meta es hacerte sentir tanto como lo hace tu álbum favorito.
¿Puedes compartir algunos planes futuros?
Seguir creando, seguir creciendo, seguir nutriéndome de todo lo que me rodea sin importar dónde esté. Quiero llegar a un punto en el que pueda crear y comunicar sin que el dinero sea parte de la ecuación. A mí lo que me gusta es escribir, crear, materializar una idea… el vender y hacer “tours” para costear el arte es algo que yo no me disfruto. Mi meta es crear, literalmente, “por amor al arte” y que lo demás corra solo. Así que mi plan futuro es ese, establecerme tan bien económicamente que pueda crear sin pensar en gastar.
Adquiere el nuevo libro de Karla Figueroa y forma parte del movimiento en lavatelasmanos.com.mx.
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